viernes, 16 de noviembre de 2012

Una Triste Realidad


Porque a los hombres buenos les pasan cosas malas; No sé, pero esto paso. Fue algo doloroso y triste.

Su esposa, su madre y hermana muertas en llanto se derraman al lado de su cama cuando reciben la horrible llamada, ahí es que se dan cuenta de lo doloroso que es perder a un ser querido, y más aun si este tiene un pequeño hijo.

Todo comenzó un martes 14 de marzo de 1997 a las 8:30 am. Cuando Carlos Arturo, un hombre responsable, muy carismático y agradable con todo el mundo, recibió una llamada de su jefe. Este le dice: “Carlos necesito que viajes hasta Buga para que cubras a uno de los trabajadores que está incapacitado.”

Carlos sin pensarlo dijo que “si”; a él le importaba mucho este trabajo ya que le pagarían el día y horas extras, y necesitaba el dinero para los gastos de la casa ya que estaban pasando una crisis económica.

El salió de su casa en su moto y a donde tenía que dirigirse, quedaba a una hora de Cali. El en su moto andaba siempre muy feliz y despreocupado ya que conocía muy bien la carretera hasta Buga, porque era su ciudad  natal y ahí viven su madre, hermana y sus sobrinos.

El iba muy dispuesto a trabajar y pues iba a aprovechar para visitar de una vez a su familia, ya que hacía mucho tiempo no los veía. Cuando llego a Buga, no pasaron ni 5 minutos y sus compañeros de infancia apenas lo vieron pasar por una de las calles, lo llamaron y lo invitaron para que tomaran unas cervezas, y se contaran como les ha ido desde que salieron de la universidad.

El contento y con ansías de hacerlo, dijo: “Lo siento pero ahora voy para el trabajo, pero si tengo tiempo regreso y hablamos”. Ellos aceptaron y dijeron “entonces te estaremos esperando”.

Cuando Carlos llego al trabajo, fue a donde lo habían asignado, y como cualquier día normal, empezó a laborar en la empresa de textiles. Él era el productor de maquinas y sabia mucho acerca de este tema. El fue el trabajador del mes varios meses consecutivos. Los otros trabajadores de la empresa se sentían un poco intimidados ya que conocían la excelencia de Carlos en la empresa durante el tiempo que ha trabajado en ella.

Algunos trabajadores se le arrimaban a preguntarle, ¿Como era su trabajo en Cali?, ¿Que le tocaba hacer?, ¿Cómo hacia para que le fuera también? El respondía: “Yo siempre tengo fe, rezo y le pongo todo el amor y el cariño tanto a mi trabajo como a mi Esposa y a mi hijo Carlitos.”

Ya acercándose la hora del almuerzo, el sin una gota de cansancio, antes estaba muy contento de el trabajo que estaba haciendo. Los trabajadores ya no se notaban tímidos, al contrario estaban mas unidos y trabajando mejor y la producción aumentando.

Llego la hora del almuerzo y no lo pensó dos veces, ya que su familia vive cerca a la empresa, decidió ir a darles la sorpresa y pues aprovechar para comer algo mientras volvía a laborar.

Ya eran las 3:00 pm. Llego a la casa y su mamá lo recibió con una sonrisa de oreja a oreja, lo abrazo y le dijo “hijo que gran sorpresa, te amo mucho. Tu como has estado, como esta Carlitos y tu esposa…”. Él le respondió y se dirigieron a la sala donde estaban sus sobrinos y salieron corriendo a darle un beso y un abrazo. Su hermana no se encontraba en la casa ya que también estaba trabajando.

El se dirigió a la cocina y su mamá estaba ahí preparando la comida que más le gusta a Carlos como si ella supiera que él iba a venir. El dijo: “Que es lo que huelo ¿Lagsaña? Mmm. Que rico”. Su madre le sirvió en un plato una porción muy grande y al lado un vaso de Coca-Cola bien grande y frió.

A Carlos se le notaba la alegría de estar otra vez con su mamá y sus sobrinos ya que no los veía hace mucho tiempo. Recién término de comer se dirigió al baño. Se miro en el espejo, se lavo las manos, se cepillo y salió de la casa dándole las gracias a su mamá y un abrazo enorme a sus sobrinos. También le dio un dinero a su madre para que se comprara algo, de igual manera a sus sobrinos para que fueran al parque y se compraran unas paletas.

Se dirigió de nuevo al trabajo ya eran aproximadamente las 4:00 pm. Empezó de nuevo a trabajar con las maquinas, fueron pasando las horas y se estaba haciendo de noche. Llego la hora de salida, ya eran las 9:00 pm. Se despidió de sus compañeros nuevos y se dirigió a donde anteriormente se había encontrado con sus antiguos compañeros de estudio.

Algunos todavía estaban ahí, jugando domino, otros tomando cerveza y hablando. Se quedo solo un rato ya que tenía que volver a su hogar con su hijo y esposa. Hablaron un rato, se rieron, recordaron cómo era cada uno en la universidad y se tomaron algunas cervezas.

Cuando eran las 12:30 am. Se despidió de sus compañeros, prendió su moto y arranco de nuevo hacia su casa. En la vía Buga-Cali ahí un puente llamado “La cola del diablo”. Porque es muy alto y parado. Llegando a la cima del puente sintió algo extraño, su moto comenzó a hacer un extraño ruido, las luces delanteras se apagaron. El nervioso, pensando en Carlitos, en su esposa y rezándole a Dios para que no le sucediera nada malo, sintió un choque con una de las barreras laterales del puente y se sintió en el vacío.

Cayo del puente y su moto le cayó en el pecho. En Cali su esposa preocupada porque ya eran las 2:30 am y no había llegado decidió llamar a su suegra en Buga preguntado: “Carlos se quedo a dormir allá, no ha llegado y estoy preocupada”. La mamá le dijo: “No el nada mas vino a comer y salió otra vez hacia el trabajo”.

La esposa de Carlos se quedo dormida pensando que ya se dirigía hacia su casa. Cuando ya siendo casi las 5:10 am. Recibió una llamada de un hospital cercano a Cali. Le dijeron: “Usted es la esposa de Carlos”. Ella nerviosa respondió que “Si”. Y ahí fue que recibió la mala noticia, “Su esposo sufrió un accidente mientras se dirigía desde Buga hacia Cali, cayó desde uno de los puentes y sufrió un desprendimiento del corazón cuando su moto le cayó en el pecho”.

Ella llorando, descontrolada y desolada dejo a Carlitos en la casa de sus padres y les conto lo que había sucedido; su padre decidió acompañarla y llegaron muy rápido al hospital. Cuando llegaron la madre de Carlos y su hermana, también habían recibido la noticia y se encontraban allá.

Se abrazaron y con el dolor en el corazón, la tristeza las invadió y fueron a verlo. No tenía ni un solo rasguño, estaba completo pero tristemente su corazón ya no funcionaba.

Pasaron los días y consultaron a varios psicólogos para ver cómo le podían contar a Carlitos lo ocurrido. Los hermanos de la esposa de Carlos se hicieron cargo y le contaron a Carlitos ya que solo tenía 6 años y no comprendía bien lo que era la muerte.

Al pasar de los años y sintiéndose solo Carlitos comenzó a crecer y a hacerse un niño sano muy completo e inteligente. Cada 31 de diciembre lloraba recordando a su padre y todavía lo sigue haciendo teniendo 21 años.

Él lo único que hace, lo hace para que su padre que falleció hace 12 años, se sienta orgulloso de él. Carlos desde el cielo todavía lo sigue viendo crecer, lo protege y lo sigue queriendo como si todavía estuviera a su lado. 

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